martes, 29 de mayo de 2007

Está de la burger el King


Aunque les cueste creerlo alguna vez fui una perra salvaje. Antes de ser adoptada, viví casi durante un año en un albergue para perros homeless. Ahí era casi como estar en prisión: la comida era poca y mala, habían perros abusadores, las bandas peleaban entre ellas para ganar la mejor jaula del albergue o por una ración extra de comida. Por supuesto había celadores, y de todos ellos, hay uno del que me acuerdo de vez en vez: su nombre era Ernesto Godinez, pero todos soliamos llamarle “Jefe Apache”. Era un tipo como de 1.80 de altura, con pelo largo y ya bastante canoso y, hasta donde nos habían platicado, nunca había hablado en su vida. Hagan de cuenta que igualito al de “One Flew Over the Cuckoo´s Nest” nomás que menos feo. Era el único ser humano que vivía entre nosotros, todos los demás iban a trabajar de entrada por salida. El estaba las 24 horas haciéndonos compañía, limpiando las jaulas y racionando la poca comida que llegaba al albergue. Algunos decían que era un prófugo de la justicia que había aparecido ahí sin ninguna explicación, otros afirmaban que en realidad era Elvis Presley totalmente desquiciado a causa de los flashes de la prensa. Yo me inclino por la segunda teoría. Todas las noches, cuando todos los otros perros dormían placidamente, yo me levantaba para ir a orinar y en más de una ocasión escuché claramente cómo a lo lejos silbaban “love me tender” o “that´s all right mamacita”. Estoy segura que es por eso que se hacía pasar por mudo, para que nadie reconociera su todavía ahora portentosa e inigualable voz.
A pesar de que tuvimos nuestras diferencias, hoy, cada que lo veo en la tele vistiendo aquellos trajes de luces, llenando conciertos con miles de seguidores y acompañado por esas hermosísimas muchachas, no puedo dejar de sentir lástima al pensar en lo que se ha convertido. Jefe Apache, Rey Apache o simplemente El Rey, si me estás leyendo… porfa avísale a Lucio, el de la Jaula 4-B que yo me llevé su cobija.

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